Actualmente, hay gran necesidad de asistencia psicológica en la población pero cuesta mucho dar el paso. En estas fechas y «con la que está cayendo», las personas prefieren «irse de vacaciones y ver qué pasa durante el verano, por si lo que ocurre se soluciona solo y ya en septiembre vemos cómo estamos»…
Los familiares y los amigos nos preocupamos por la salud física y mental de las personas que queremos. Ante los síntomas físicos no tenemos ningún inconveniente en decirles que acudan al médico tantas veces como sea necesario, pero ante una posible alarma o síntoma que tenga que ver con algo psicológico, nos da mucho más reparo decirles que deberían acudir a los servicios de un especialista, en busca de respuestas o de ayuda.
¿Qué ocurre cuando la persona tiene la necesidad de acudir a la consulta del psicólogo?
El terapeuta citará a la persona para una primera entrevista, donde se recabará información muy general acerca de lo siguiente:
- Motivo de consulta.
- El tiempo que lleva existiendo el problema.
- Los intentos de abordaje previos.
- Información acerca del estado de salud de la persona, para tener una visión más completa hasta el inicio del proceso terapéutico.
- Se establecerá el vínculo y el encuadre terapéutico.
- Se le explicará a la persona el tipo de actividades que se realizarán en sesión, la orientación que se va a seguir y en qué va a consistir la labor del profesional en ese caso.
- Del proceso de evaluación y posible tratamiento, y después firmar el consentimiento informado, donde se recogen las condiciones del servicio.
- En ocasiones y según el caso, desde la primera sesión se comienzan a encontrar soluciones a la problemática que se trae a consulta, pero lo más frecuente y conveniente es comenzar por un proceso de evaluación diagnóstica.
¿En qué consiste una Evaluación Diagnóstica?
Este proceso de evaluación permite al terapeuta conocer a la persona y la situación en la que se encuentra. Puede conllevar aproximadamente cinco sesiones.
Para que la Evaluación Diagnóstica sea lo más completa y rigurosa posible del estado actual de la persona, lo ideal es utilizar dos tipos de pruebas, las proyectivas y las objetivas. Es fundamental llevar a cabo este proceso con minuciosidad para poder tomar una decisión acerca de la idoneidad del proceso terapéutico y la mejor forma de proceder.
Llevado a cabo el proceso de evaluación, el terapeuta propondrá una intervención adaptada y comunicará un posible pronóstico. La persona decidirá si desea o no comenzar un proceso terapéutico.
¿Cuándo es más efectivo el tratamiento?
El tratamiento será más efectivo cuanto mayor sea la implicación de la persona y de su entorno más cercano, con el objetivo de promover o favorecer todos aquellos cambios que puedan beneficiar la salud psicológica de la persona y orientar la toma de decisiones en la dirección de la cura.
Contar con una evaluación rigurosa, un proceso terapéutico adaptado y la implicación del entorno que rodea a la persona, aportará una mayor robustez en la intervención y mayor probabilidad de éxito para la consecución de la salud. La Psico-Vigilancia de la Salud es tarea de todos.